El otro día nos preguntaron si hacíamos arquitectura ‘de verdad’ o sólo buscábamos galpones. Nos lo tenemos merecido.
Así que con el permiso de los propietarios concedido, os voy a mostrar el últimísimo proyecto en el que estamos. Estamos orgullosos de él e ilusionados como si fuera para nosotros. ¿Sabéis cuál fue nuestra aportación? (TELÉFONO)»-¿Iria, tú crees que en esta parcela podemos hacer una casa prefabricada de esas bonitas que están empezando a ser accesibles?-No, allí no podéis hacer nada que está fuera del núcleo oficial (COLGAMOS)(…)(LLAMO)-¿Oye, qué hay debajo de las zarzas al lado de donde dejo el coche al iros a ver? porque un muro seguro que hay, y rehabilitar tal vez podríamos. -Bueno, pues vamos a limpiar. (COLGAMOS)(OTRO DÍA)-Iria, ven a ver si esto vale para rehabilitar.(COLGAMOS)» Atentos a las superficies de la casa con patio que salió de debajo de las zarzas y tierra.
Gracias a la anterior propietaria –madre de la dueña y abuela de nuestros sobrinos– consiguieron añadir a la propiedad la ‘casa’ intermedia del núcleo central, convirtiendo una aldea en una única casa con patio. A ella, la casa, ya le parecía bonita cuando era pequeña, pero fue quedando en el olvido del paso de las cosas.
Es bonita, de lo más bonito que hemos visto.
Estamos a la espera de resoluciones burocráticas para comenzar, y contamos para ello con la ayuda de la necesaria paciencia de los propietarios y las aportaciones imprescindibles de Javier Franco, arquitecto y gran amigo.
Bravo! Mucho ánimo Iria!
Me gustaMe gusta
Gracias, Óscar! Un abrazo fuerte desde Vigo 😉
Me gustaMe gusta